Aquí, lejos de tí, en mi destierro,
ingrata prisión de mi albedrío,
evoco tu recuerdo en el vacío,
cruel ausencia que a mi vida ultraja.
Permíteme, bien mío, que te recuerde,
queda, en silencio, llena de calma;
que tu recuerdo es bálsamo a mi alma,
rosa de otoño a mi esperanza.
Y ahora que estás lejos, amada mía,
recuerdo con ansiedad tu inmenso amor.
Sufrido callo y no lloro mi dolor,
que en el recuerdo se consuela el alma.
Llegaste cuando mi espíritu dormía
en una vida llena de tormento,
y el mágico placer de aquel momento
es calma silenciosa que me abruma.
¡Dulce verdad que el silencio envuelve!
¡Apacible angustia que me consume!
Dejad que mi inmensa pena sahúme
en la eterna soledad de mi alma.
qué nos queda si se llevan el recuerdo?
ResponderEliminarUna linda forma de perdurar.
Besitos con memoria
Hola Euge querida. Bolín se siente complacido de saberte. Igual que yo. Vive en una hermosa montaña quebradillana junto a su esposa Mirta y allí ambos cultivan la tierra con la misma pasión que aman la vida.
ResponderEliminarComento en carácter de mantenedora de la página, pero le hago llegar cada comentario y le emociona mucho. Luego de retirarse de la Academia ha preferido la vida sencilla a los avances tecnológicos. Allí donde lad edades de su alma jamás coinciden con la de su piel. Un fuerte abrazo.