31 de diciembre de 1984
El Carrizal - Aguada
Palidece la tarde.
Y emerge tu recuerdo,
obstinada plegaria.
Me encuentro solo,
tan solo en mi dolor,
en esta tumba horrenda
de ruinas y nostalgias.
En esta tarde triste
al filo del ocaso,
en que me entrego
a mis pálidos sueños,
tus recuerdos atizan
la hoguera en que me abraso.
En esta tristísima tarde
de un luto que es armiño,
a través de la soledad del espacio,
mis delirantes ansias
te gritan mi cariño.
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