12 de octubre de 1984
Carrizal - Aguada
Con justo temor fui a lo desconocido
en busca de consuelo a mi sollozo;
la mano amiga de un ser bondadoso
que me colmara de ternura y reposo.
A la vorágine social pedí un amparo.
A mis amigos acudí buscando apoyo.
Pero a mi súplica nadie quiso hacerle eco,
sólo tú que me inundas de júbilo y gozo.
Al fin, después de largo cautiverio,
entre la agonía hiriente y la esperanza,
cual rizado lampo de luz postrero
llegas para anegar de etéreo placer mi alma.
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