No puede ser me dijo un día
cuando mi insistencia desnudé
y aunque a solas lloré su cobardía
de mi vida jamás la separé.
Su figura lentamente fallecía
en la penumbra virginal de aquel ayer
y el perfume que su alma despedía
me persigue cual verdugo transformado en mujer.
Muchas veces me pregunto si sería
que mi amor muy niño le entregué
y no teniendo facciones definidas todavía
mató aquel niño y de mi vida se fue.
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