14 de febrero de 1984
Aguada
¡Tus ojos!...
Ojos tristes que sobre mis pecados
tienden un velo enlutado de perdón.
Cristal de silencio
que el rocío de tu alma
cubre de niebla
cuando a herírte alcanzan.
Ojos de ausencia.
Por ellos mi alma huye
cuando pierde la esperanza.
Ojos de mármol transparente,
donde mis ansias anidan
y mis anhelos mueren.
Ojos de soledad.
Trenzados en tus pupilas
hay un collar de angustias.
Ojos profundos.
Tranquilo mar de pasiones
donde mis deseos anclan.
Ojos de nocturna mirada,
de furia triste;
aún arde en mis entrañas
la llama que encendíste.
Ojos poblados de nostalgia
como la lejanía;
universo en que a un tiempo
raya el alba y oscurece.
Ojos imborrables, de tristeza ingenua,
que me cuentan tus penas
sin develar su misterio.
¡Ojos de angustia!...
Rasga el velo de tu silencio,
para que de tu mirada emerja
tu ansiedad última.
¡Costumbre mía!
De tu mirar como ausente,
quita el cendal que le envuelve
para que mis ojos te digan,
¡cuánto te amado siempre!
Bonito.
ResponderEliminarSaludos
David
Hola
ResponderEliminarHola
ResponderEliminar